La Banda Sinfónica Municipal de Sevilla ofrecerá en la semana posterior a la festividad del Corpus un progrma monográfico a la figura de Germán Álvarez Beigbeder.
De la mano del subdirector, Guillermo Martínez Arana, se realizarán varios conciertos en los que se ofrecerá una visión global del insigne compositor jerezano.
Los conciertos, de entrada libre hasta completar aforo, tendrán lugar en las fechas y lugares que a continuación se reseñan.
Día 7 de Junio en Museo de Artes y Costumbres a
las 19:30h
Día 13 de Junio en Centro Cívico La Buhaira a
las 20:00h.
Día 14 de Junio en Teatro Hogar Virgen de los
Reyes a las 20:30h.
“Germán Álvarez Beigbeder 360º”
Programa
Suspiros
de Andalucía (1917) *
Pasodoble
Tarantela
(1903)
Versión
para banda
La
Gazza Ladra (1817)
G.A. ROSSINI (1792-1868)
Obertura
Transcripción
para banda: G.A. BEIGBEDER
Rapsodia
Africana (1913)
Del
Ballet para banda en dos tiempos “Escenas Orientales”
Danzas
Andaluzas (Sevillanas y Soleares) (1913)
Cristo
del Cachorro (1956)
Marcha
Procesional
Himno
Nacional Español (1966)
Armonización:
G.A. BEIGBEDER
Instr:
Antonio DOMÍNGUEZ
*Recuperación Histórica.
1ª vez por la Banda Sinfónica Municipal
de Sevilla.
Director
del Programa: Guillermo Martínez Arana
NOTAS AL PROGRAMA
En un contexto
social como en el que ahora nos encontramos inmersos, y en el que la singularidad
está castigada con el olvido y donde las grandes marcas y la estandarización se
imponen al infinito valor de la sencillez, pequeñas e intimistas producciones
como las del compositor jerezano Germán Álvarez Beigbeder (Jerez de la Frontera
-Cádiz-, 15-XII-1882 / 11-X-1968) materializan un pequeño reservorio, en el que
el valor de lo bellamente «provinciano», dota de un ADN propio a territorios,
que de no poseer tal recurso, no podrían proyectar perspectiva de universalidad
alguna.
La figura del
compositor que hoy protagoniza el programa que hoy podemos disfrutar, forma
parte del imaginario de una ciudad que sucumbe a la ausencia de una identidad
ya perdida.
No obstante,
entidades como la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla no cejan en el empeño de
otorgar luz a músicas injusta e injustificablemente encerradas en nuestra propia
memoria, y hoy se esmera en ofrecernos un programa monográfico a través de un
recorrido que aporta nuevas perspectivas y que sintetiza la identidad del
compositor jerezano. Esta propuesta toma cierta fuerza al conmemorarse durante
este año 2018 el cincuentenario del fallecimiento del Músico.
Germán Álvarez
Beigbeder es el compositor que crea un sonido propio para este paisaje sureño
-y a veces casi romántico- de tierras albarizas, salpicadas de pinares y eucaliptos,
en una expresión superior a cualquier otra de las que se han materializado en
Jerez de la Frontera, por la condensación de lenguajes tan única y
perfeccionada que su personalidad y obra han generado.
Su catálogo
compositivo abarca un amplio volumen de obras de cámara, un extenso grueso de
obras sinfónicas para orquesta y banda, diversas obras de finalidad militar y
cívica - escritas como respuesta a su condición profesional como músico militar
primero y civil más tarde- y un interesante corpus de obras religiosas de
amplio espectro formal, muy en consonancia con la intensa espiritualidad que el
compositor cultivaba con empeño a través de la Música.
La propuesta que
ahora se presenta da inicio con un pequeño aperitivo que por inédito abre este
concierto de manera excepcional. Nos referimos a la obra «Suspiros de Andalucía», cuya recuperación histórica se ofrece hoy
en una reconstrucción realizada -por quien suscribe estas líneas- a través de
un manuscrito de la obra en puño y letra del propio compositor. Fue escrita en
El Ferrol (La Coruña) en 1917 durante su estancia como Músico Mayor de Infantería
de Marina en la Academia de la citada población. Está dedicada a José (Pepe) Cervera,
almirante de Marina, con el que el compositor fraguó posiblemente una amistad perfumada
de añoranza por la tierra andaluza, tal y como nos podría indicar el título.
Es una obra de
factura sencilla, pero con cierta riqueza temática y con un dominio organólogico
destacable, si consideramos además lo complejo de instrumentar obras para formaciones
bandísticas de reducidas dimensiones como las que podría dirigir el Maestro en esta
etapa.
Y de Andalucía… a
Italia. En 1903 compone la «Tarantela».
Este pequeño entremés musical muestra de una de las características principales
en la producción beigbederiana, y nos referimos con ello al gusto por elementos
musicales centroeuropeos, de origen popular (podemos añadir en su catálogo
distintas formas como polkas, mazurcas o valses) que encuentran síntesis con la
más honda expresión folclórica de la baja Andalucía. De ello también la
cristalización de la influencia de compositores románticos, a los que estudia
con profundidad y cuyas conclusiones afloran en la música del compositor
jerezano. También del empeño que presenta al acercar música de interés al
público a través de la principal herramienta que en su cometido profesional
poseía para ello: la banda.
De ello la
transcripción que de la Obertura «La
Gazza Ladra», escrita en 1817 por el compositor Gioachino Rossini
(1792-1868) realiza en 1955 y que también podremos disfrutar en el concierto de
hoy.
Esta obra,
publicada por la Revista Musical «Harmonía», constituye una prueba irrefutable
de sus privilegiadas dotes como orquestador.
Y nuevamente «don
Germán» (como siempre fue conocido en Jerez de la Frontera, su ciudad) nos
posibilita un viaje instantáneo a otro punto del globo terráqueo.
«Rapsodia Africana», fue escrita
en 1913, durante su primera etapa militar como Músico Mayor en Marruecos.
Forma, junto a «La Última Danza», un díptico bajo el título de «Escenas
Orientales». Una vez más, el compositor recurre a la fuente popular para
generar una obra de excelente factura formal, tímbrica, melódica y
rítmico-armónica. En la portada del manuscrito podemos leer el siguiente texto:
«sobre temas populares escuchados en Alcazarquivir».
Y este viaje que en
el que el compositor ha sido nuestro particular guía de viaje, encuentra de forma
cíclica su retorno a nuestra tierra, con géneros tan propios como las populares
sevillanas o la marcha procesional.
También a 1913,
según reza en el propio manuscrito, pertenece «Sevillanas y Soleares», obra que articulada en dos movimientos y a
través del subtítulo «Danzas andaluzas», deja bien claras las intenciones
estéticas del compositor, en una obra que resalta por la paleta tímbrica
empleada, especialmente luminosa en comparación con lo habitual en la producción
sinfónica del compositor.
«Cristo del Cachorro» (1956)
constituye uno de los más inspirados ejemplos de la música procesional escrita
por el Maestro. Dedicada al titular cristífero de la hermandad sevillana de título
homónimo, según consta en el manuscrito del compositor depositado en las dependencias
de dicha Hermandad, resulta posible atribuir la hechura de la obra con anterioridad
al fechado de la misma. El compositor hace gala de una capacidad de procesamiento
genial en el empleo de la forma marcha, en todo un despliegue de cromosomas temáticos,
procesamientos fugados y procedimientos compositivos expuestos en toda su virtualidad,
en la que la técnica contribuye de forma decisiva a un sublime resultado.
El concierto de hoy
finaliza con la exquisita armonización que del «Himno Nacional Español, para Alabanzas al Señor» realiza el
compositor en el año 1966, tal y como se recoge en el manuscrito. Instrumentado
por Antonio Domínguez, en la versión que hoy se interpretará, es de nuevo, un
fantástico ejemplo del dominio que sobre la armonía tiene el compositor que recordemos,
años atrás llegó a aspirar con solvencia a una plaza como profesor de dicha especialidad
en el Real Conservatorio Superior de Madrid.
Asistimos por tanto
hoy a una propuesta interesantísima y que viene a poner en valor la obra de un
compositor que posiblemente renunció a una gran proyección en pro de
desarrollar su labor en la tierra que le vio nacer, como afirmara el Premio
Nacional de Literatura y crítico flamenco Manuel Ríos en 1972 en unas notas
para un LP publicado sobre el compositor:
«[…],
se reafirma totalmente con la generación específicamente genial que encabezan
Manuel de Falla (1876-1946) y Joaquín Turina (1882-1949), y en la que Germán Á.
Beigbeder merece un lugar destacadísimo, sin lugar a dudas, puesto que su
nombre y su obra está estrechamente vinculados a la que se ha dado en llamar la
Música Universal de España».
Jaime Merodio, mayo de 2018.